Los parabenos son los conservantes más utilizados en los productos cosméticos y de higiene personal por ser económicos y antimicrobianos.
Encontramos los orgánicos: los contienen algunos alimentos como los arándanos y la zanahoria. Se metabolizan de forma natural y no representan ningún problema.
Y los sintéticos: creados de forma química (de los que hablaremos).
¿Cómo identificarlos?
Para su identificación es importante leer atentamente las etiquetas de los envases.
Los encontramos bajo el nombre de:
La Unión Europea prohibió en el 2014:
La legislación actual permite los parabenos en una concentración del 0,4% (único producto), o 0,8% (si contiene varios parabenos mezclados).
El problema recae en que a diario utilizamos varios productos de higiene y cosmética, y si todos incluyen estos componentes, podríamos estar superando los límites considerados aconsejables.
¿Cómo nos afectan?
Algunos efectos secundarios pueden ser dermatitis de contacto, picores, inflamación o enrojecimiento de la piel, además de sensación de sequedad después de la ducha.
Otros más peligrosos y que todavía no existen estudios concluyentes: